jueves, 31 de julio de 2014

Convento de Alveinte

Son casi las doce y media cuando salimos del pueblo siguiendo las indicaciones que nos proporciona una vecina. - No tiene perdida, siempre por el camino de la derecha, ya veréis lo bien señalizado que está.
El camino desciende en busca del arroyo Valladares que cruzamos por un puente (sin más historia), una vez en la otra ladera hacemos caso de las indicaciones que nos han dado y si, es cierto,  está bien indicado, en alguna bifurcación dudosa encontramos el cartel que nos indica el camino a seguir.
El camino discurre bordeando la "Cabeza de san Vicente" a través de espesos robledales.
De repente al llegar a un claro nos sorprenden tres yeguas con sus crías (pedazo animales).


Parecen mansas y se apartan del camino dejándonos el paso libre. 
Ahora comienza a abrirse algún claro entre los robles, pero aún así caminamos por la sombra.
Después de tres kilómetros, más o menos, alcanzamos la tapia que rodea el convento. Estamos cerca pero la vegetación no nos deja ver nada, salimos de una espesa mata y aparece ante nosotros los restos de lo que en su día fue el Monasterio de nuestra Señora de los Lirios de Alveinte.


Rodeamos la iglesia buscando un lugar por el que entrar, no tenemos que andar mucho la pared trasera está por los suelos.


Hacía más de veinte años que no visitaba las ruinas, pero me llevé una grata sorpresa. En los recuerdos que guardaba el interior de la iglesia estaba lleno de escombros y maleza, ahora por el contrario está totalmente limpia.
 Los habitantes de Monasterio han vuelto a celebrar en Alveinte la romería en honor de Nuestra señora de los Lirios, y este año si no estoy equivocado la fecha para la celebración es el próximo ocho de agosto.


Monasterio franciscano construido en el siglo XV y abandonado a mediados del siglo XIX, tras la desamortización de Mendizabal. 


La historia nos cuenta que fue pasto de las llamas en varias ocasiones, y las malas lenguas aseguran que en alguna de estas ocasiones fueron sus propios moradores los que intentaron acabar con el lugar.
 La puntilla se la dieron los soldados del ejercito de Napoleón, que en 1810 saquearon e incendiaron el lugar.


Los franceses se ensañaron, y de que manera, con el lugar. Y todo porque según ellos en el monasterio encontraban refugio los miembros la junta de defensa nacional, entre los que se encontraba "El cura Merino".


La bóveda del altar mayor se mantiene en pié contra viento y marea, aguantando durante siglos los desmanes de los hombres y las inclemencias del tiempo.




Hace años me contaron una historia, con cierta picaresca, de como se disolvió la congregación del monasterio:
-Después de muchas penurias y  tras el progresivo abandono de los monjes del enclave, llegó el día que solo quedaron dos. Una noche, en el refectorio, sentados ante un humeante plato de sopa hablaban sobre la progresiva decadencia del lugar.
El primero de ellos probó la sopa.( Se abrasó la boca pero se lo calló como un zorro).- Con todos los que eramos y los pocos que quedamos.
El segundo, confiado, comenzó a comer del plato con avidez ( también se quemó, y muy irritado contesto)
- Pocos y mal avenidos, desde este momento doy por disuelta la congregación. (Chascarrillos):


La historia nos cuenta que fue un monasterio de castigo y aquí llegaban los monjes rebeldes a sanar sus faltas.
Sobre la puerta principal del recinto se podía leer : " ¿Que hiciste monje que Alveinte viniste?"


Alrededor de la iglesia hay varios edificios anexos, pero todos hundidos y llenos de maleza.


Y para colmo de males, a principios del siglo XX se barrenaron los muros del edificio y con la piedra que obtuvo, se construyeron una central eléctrica y la correspondiente presa  sobre el río Arlanza.
Tenemos que continuar, saltamos la tapia  por un lugar totalmente cubierto de lirios (sin duda en honor a la Virgen).
Seguimos bordeando "la cabeza de San Vicente", pero ahora caminamos por sendas de ganado y es todo subida. Llegamos a un abrevadero y un poco más adelante a una tenada, a partir de aquí hay otra vez camino. Bueno más que camino calzada.


Hay tramos, como los de las fotos, que se encuentran en un estado de conservación magnifico.


No he encontrado nada en relación con la calzada, pero creo que se construiría a la vez que el monasterio y el puente (desaparecido) sobre el río Arlanza.
Seguimos la calzada hasta una bifurcación a mano izquierda que nos conduce hasta "La cabeza de san Vicente" (1357 m.). Pensaba que el ascenso iba a ser más duro, pero como tiene algún descanso se hace cómodo.


Casi en lo más alto vemos los restos de muralla de lo que en su día fue un poblado prerromano.


Es hora de comer, ¿y que mejor sitio que el que nos encontramos? Buscamos una sombra y damos buena cuenta de lo que llevamos en las mochilas. Cualquier terraza no tiene estas vistas.


Comienzan a aparecer por la sierra unas nubes ciertamente inquietantes, por lo que muy a nuestro pesar iniciamos el vertiginoso descenso que nos conduce a Monasterio. En cuanto llegamos al pueblo comienzan a caer cuatro gotas pero nada más. Son las cuatro y media de la tarde. 
Hemos empleado siete horas y media en hacer las dos rutas. La de la mañana tres horas y esta ultima cuatro y media.
Buen día, preciosa ruta y buena compañía ¿que más se puede pedir?



lunes, 28 de julio de 2014

Monasterio de la Sierra

Nos encontramos en este  precioso pueblo serrano con la intención de disfrutar de  dos parajes preciosos, pero poco conocidos.
Una vuelta por el pueblo para observar la arquitectura popular serrana, no tiene desperdicio.
A mi, personalmente, lo que más me llama la atención son los gravados y escrituras en los dinteles de  puertas y ventanas, o cargaderos como son conocidos en el pueblo. En la mayoría consta la fecha de construcción, en otros  los que mandaron hacer la obra y los que rizan el rizo son aquellos en los que aparece hasta el nombre del constructor.
Para los que queráis conocer mejor el pueblo pinchad en esta dirección: http://monasteriodelasierra.net/pueblo/
Llevamos preparadas dos rutas, la primera que nos conduce a un precioso roquedal camino de la sierra. Y la segunda nos lleva hasta las ruinas del convento de Alveinte.
Son las nueve de la mañana cuando abandonamos el pueblo por una pista que se adentra en la sierra y finaliza a pocos metros de "las calderas".  La pista discurre entre robles centenarios de una dehesa preciosa, el día está nublado pero la temperatura es elevada ya a estas horas, el primer tramo del camino es exigente. Un poco más adelante abandonamos la dehesa y el camino suaviza un poco, nos adentramos en zona de pinares. Salimos a una zona despejada y vemos las primeras rocas, nos encontramos a 1400 m.
Nos acercamos a las primeras rocas y observamos como en toda la ladera de este profundo valle hay peñascos de todos los tamaños y multitud de formas que la erosión ha esculpido en ellas.
Descendemos despacio, observando estas curiosas moles de piedra.
No seguimos un rumbo fijo, simplemente nos dejamos llevar hacia las rocas más espectaculares.







Descendemos  poco a poco sin seguir sendas ni nada por el estilo y cuando nos queremos dar cuenta nos encontramos en el fondo del valle, en el arroyo Valladares.

Aunque nos hemos desviado de la ruta no nos importa, las vistas han sido preciosas. La salida del arroyo de los Valladares se hace dura, aparte del desnivel que tenemos que salvar no hay sendas ni caminos y las estepas y brezos nos cubren por entero. Después de un kilómetro de ascenso complicado retomamos la ruta que haciendo un giro nos acercará a Monasterio.


Tenemos que salvar aún otro pequeño obstáculo, este pequeño arroyo.  Para sorpresa nuestra, encontramos un puente de ultima generación. Una maravilla. ¡Precioso!


La senda que seguimos va ganando anchura hasta convertirse en un camino que nos conduce en  suave descenso a través de la dehesa de robles centenarios hasta el punto de inicio.

Son poco más de las doce cuando entramos en el pueblo, el calor comienza a apretar y para refrescarnos que mejor lugar que llegarnos a la fuente situada junto a la iglesia. 
Hemos empleado tres horas y después de habernos refrescado estamos preparados para ir al encuentro del convento de Alveinte. Segunda parte de la ruta que será el motivo de la siguiente entrada en el blog.