jueves, 25 de octubre de 2012

DE RUTA POR CASTRILLO

Os quiero relatar, y a la vez proponer una ruta que hice hace dos o tres años, con cuatro compañeros de trabajo. Tiene algún tramo un poco duro, pero la ruta en sí es cómoda.
Según entramos en Castrillo de la Reina, a mano derecha hay un cruce dirección Moncalvillo de la Sierra, entramos en él y como a cien metros a mano izquierda, al lado de un cubillo para abrevar ganado, dejamos el coche.
Distribuimos el peso entre las cinco mochilas y nos ponemos en marcha, seguimos la carretera hacia Moncalvillo y como a doscientos metros,  frente a un paso a nivel del ya olvidado Santander-Mediterráneo, sale un camino bordeando "el alto de la muela",( Zagalamuela). Un poco antes de llegar a las casas, tomamos un camino a mano derecha flanqueado por los robustos muros de piedra de los prados y huertas. Estamos próximo a la fuente y lavadero de arriba, antes de llegar a ellos hay un camino a mano derecha que se adentra en "Vallejo". Es un camino amplio y con buen firme. Nos estamos acercando a "Vancornejo", después de un descenso pronunciado avistamos el molino. Antes de llegar a él, tomamos un camino a nuestra izquierda, más estrecho que el anterior y con un trazado más sinuoso. Este camino es paralelo al curso de río "Ciruelos".
 Nos estamos acercando al "Soto", el valle del río es en este lugar es muy angosto. Abandonamos el camino, y por una estrecha senda descendemos a la orilla el río, atravesamos una junquera. El valle es cada vez más estrecho, ya vemos las grandes rocas que flanquean el valle,estamos en el molino del "Soto". Decidimos hacer la primera parada, tomamos un piscolabis y nos refrescamos en la fuente.
Retornamos a la senda que nos encarama sobre la roca y seguimos su trazado, en poco tiempo estamos en "la covacha de los moros", como es conocida coloquialmente en Castrillo.

También llamada" la covacha de las monjas", alberga una pequeña necrópolis altomedieval que bien merece hacer un alto en el camino.
Merece la pena fijarse en el artesonado, la erosión ha hecho un trabajo fantástico.
Después de deleitarnos con su belleza volvemos a la senda y continuamos, siempre cerca del curso del río. Llegamos a una zona rocosa con el agua a los pies de ella. En esta zona hay orégano. Si pasas por aquí a finales de agosto, o septiembre no dudes en coger, si conoces la planta no hay problema y si no la conoces dejate guiar por tu olfato, sin lugar a dudas darás con ella.
Sobre" la peña del campanario" dos buitres nos observan, prestamos un poco de atención y localizamos cuatro más sobre otra roca.
Cruzamos el río y al pasar por" siete molinos" me acuerdo de las veces que he pescado cangrejos en esta zona.
 El ritmo es buen y en poco rato estamos en Moncalvillo, una ven en el pueblo cruzamos el puente y nada más pasar las ultimas casas comenzamos a subir una fuerte pendiente, que por cierto se hace bastante larga. Seguimos  el camino hasta llegar a una tenada y aquí tomamos el camino de la izquierda que nos lleva hasta el kilómetro diez de la carretera Salas-Regumiel. La cruzamos y cogemos un camino justo en frente, a pocos metros hay un cruce, giramos a la derecha. Esta pista nos lleva hasta la presa de cola del pantano de Castrovido.
Decidimos aligerar las mochilas y nos comemos un poco de fruta sobre la marcha, y poco a poco llegamos al molino de Chillida (escultor vasco que se encaprichó de la zona y rehabilitó un molino abandonado). Del molino no queda nada, las maquinas no han dejado ni una piedra.
En frente hay un viejo puente, que a pesar de los años  sigue aguantando las avenidas del Arlanza  Siempre lo he conocido igual.

Subimos al camino de la presa, y antes de llegar a ella descendemos por la izquierda al lado de lo que parece una rampa para que suban las truchas.Nos refrescamos en la fuente y continuamos.
La fuente del" colgao", confío que cuando terminen las obras siga estando allí. A nuestro lado se alzan" las peñas del colgao". ¡Que recuerdos! Las horas que he pasado aquí pescando cangrejos, bañándome, merendando y tumbado en las peñas a la caída de la tarde.
Sin tiempo para la nostalgia retomamos la senda y llegamos al "molino de Judas", por el no pasan los años, desde que tengo recuerdos siempre está igual.
Desde aquí nos olvidamos de la senda y seguimos por las zonas que han limpiado las maquinas. El calor aprieta, pero estamos llegando a la fuente de la "Canaleja".

Aunque las maquinas han pasado por encima, alguien se ha tomado la molestia de reconstruirla, esta fresca y cristalina. Nos refrescamos y continuamos río abajo.
Hay que buscar un sitio para cruzar, hay varias zonas de rocas colocadas para tal menester. En la otra orilla caminamos sobre asfalto, es la carretera que une la planta de áridos con la presa.
 Llegamos a" la presa Medrano", en su día este salto produjo energía eléctrica para la zona. Encima de la presa, el Arlanza recibe las aguas del Pedrosillo, por el nos adentramos buscando una sombra para descansar y reponer fuerzas.
El sitio nos parece idílico, sin ruido, la vista preciosa y el sonido del agua embriagador. Comemos tranquilos pero sin quitar ojo al cielo, esta nublándose y de que manera. Cuando hemos empezado a comer luce un sol esplendido y una hora después esta negro y con  pinta de empezar a caer lo que no está escrito. Continuamos río abajo, pero somos pesimistas, el cielo está negro y se oyen los primeros truenos.
Alguien lanza los pensamientos en voz alta: - Claro ahora empezará a llover y no hay sitio donde refugiarnos, encima este guia no tiene ni idea de donde estamos, y para cuando nos quiera decir que estamos perdidos no habrá remedio y será de noche.
Cayeron las primeras gotas, y esto animó al lanzador de pensamientos a seguir con su perorata.
 ¡ Que tío más pesado!
La lluvia arreció y en poco tiempo el suelo estaba impracticable.
Aun nos quedaba lo peor, salir del valle. Todo era un barrizal donde malamente nos sujetábamos en pie, calados hasta los huesos y con el lanzador de pensamientos que no callaba. El ascenso se comvirtió en un "maricón el ultimo", ascendimos por el cortafuegos del pinar de Terrazas, bufábamos como "vitorinos" y por increíble que parezca el lanzador de pensamientos seguía con su verborrea.
Por fin salimos a "Rasallana", donde curiosamente no llovía, la situación era curiosa, en el valle diluviaba y arriba lucía un sol esplendido.
 Los mayores de Castrillo cuentan que durante la guerra civil aquí en "Rasallana" aterrizaban aviones. No alcanzo a entender los motivos, pero si lo cuentan algo abra de cierto en ello.
Descendemos por un valle y dejamos" el pinar de Lutero" a la derecha.
 Los ánimos están más calmados, la temperatura es muy buena y la ropa comienza a secarse.
Llegamos al cubillo de "Viguillas", pero estamos tan saturados de agua que no hacemos aprecio. Un poco más adelante, en "el altito de la Iglesia", les enseño la lapida de una tumba. Único vestigio visible de un antiguo pueblo medieval.
Desde aquí a las tenadas no hay distancia, pasamos entre ellas, solo quedan ruinas. Descendemos por un campo,cruzamos un arroyuelo y continuamos a la derecha por la senda. Cuando salimos a campo abierto, estamos en" Peñas lenguas".

Estamos a tres kilómetros de Castrillo en linea recta, estamos casi secos pero agotados.
Por fin llegamos al coche, hemos empleado ocho horas y calculamos unos veinticinco kilómetros.
Quiero invitaros a conocer mi pueblo, descubrir parajes maravillosos recorrer lugares de una belleza sin igual... y lo mejor de todo ¡ Aun es gratis!
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lunes, 22 de octubre de 2012

LAS CALDERAS

La ruta que quiero describir es de unas siete horas de duración. Quitando un tramo, como de un kilómetro, que es de bastante dureza, el resto de la ruta es bastante cómoda.
El coche lo dejamos en las tenadas de "Tasugueras". Es sencillo llegar a ellas, una vez pasado el pueblo de Castrillo de la Reina dirección Quintanar, como a tres kilómetros tomamos un cruce a mano izquierda. Es la antigua carretera que desciende hasta el río Arlanza en la zona de "los vados". Esta zona previsiblemente quede anegada por las aguas cuando la presa de Castrovido este terminada.
En la entrada de la carretera hay una señal de carretera cortada y alguna más de obras. Con precaución nos adentramos en ella, hay alguna zona llena de socavones, pero en términos generales la carretera está bastante aceptable. Pasamos el puente sobre el Arlanza y un poco después giramos a la izquierda tomando una pista forestal, que en el primer tramo es compartida con los usuarios de la planta de áridos de la presa de Castrovido. Nada más pasar la planta de áridos, nos encontramos el camino cortado por una puerta. Esta puerta no tiene otra misión que evitar que el ganado salga y se disperse. Una vez en el interior de la zona vallada, seguimos la pista y como a trescientos metros están las tenadas de "Tasugueras" o lo que queda de ellas. Dejamos el coche donde no moleste y comenzamos la ruta en sí. Cuando empezamos a andar son la diez de la mañana, seguimos la pista , que al principio esta rodeada de pequeños campos, pero según avanzamos se va adentrando en una zona de extensos robledales. Esta zona es conocida como "Cantalaguna", la marcha no tiene ninguna dificultad, aunque siempre es un poco cuesta arriba. Llegamos al "Terrero" e iniciamos un suave descenso. Con un poco de suerte podemos encontrarnos alguna grata sorpresa como esta:
Nos deleitamos un momento con la estampa, que duró lo que quiso el ciervo, y cuando dió por satisfecha su curiosidad se largó.
Seguimos el descenso hacia el río pedrosillo, dejamos dos cruces a mano derecha, el primero llega hasta" el prao Nava" y el segundo lleva hasta "el barracón".
 Ahora estamos rodeados por espesos pinares. Llegamos al Pedrosillo y lo cruzamos por un puente precioso.
Hacemos un alto en el camino para deleitarnos con la panorámica, el lugar es realmente maravilloso. Sin demora seguimos la pista, que ahora se torna cuesta arriba, como a medio kilómetro del río, hay una pequeña senda que nos lleva hasta "el prao Aguamediano".
Aguamediano es el nombre de este antiguo poblado medieval, aún queda algún resto de cimentaciones de casas, y unas pocas tumbas.
Tomamos un frugal almuerzo y continuamos. En vez de salir a la pista por la senda que habíamos llegado, damos un rodeo y nos encontramos encontramos esto:
Es una gran roca llena de estas pequeñas piedras distribuidas como si fueran mesas de camping.
En esta otra foto se aprecia con más detalle.
¡Que cosa más curiosa!, no tenía ni idea de que lo podía ser, ni para que podía servir.
Nada más llegar a Castrillo pregunté por estas pequeñas mesas. Y me dijeron se que utilizaban para dar sal a las ovejas, ¡menudo chasco!
Salimos otra vez a la pista , cada vez la vejeteción es un poco más espesa, pero el camino no presenta dificultades, hasta que llegamos a un cortafuegos con una pendiente barbara que tenemos que ascender. No es muy largo, puede tener mil metros, pero da la sensación de no acabarse nunca. Una vez  arriba nos encontramos el camino que viene de Monasterio de la Sierra y nos va a llevar has casi las calderas. Tomamos  la derecha y continuamos  con nuestra  lenta ascensión. Llegamos al final del camino, desde aquí hasta las calderas continuamos por una estrecha senda, pero bien marcada con hitos de piedra. Nos adentramos en el pinar y en poco tiempo estamos en el final de las calderas, una zona de cortados rocosos espectaculares.
Cuando llegamos a la ultima caldera son las dos de la tarde, hora de comer.
Mientras comemos evaluamos la posibilidad de verlas todas, pero cuando terninamos de comer decidimos que es mejor volver al coche  y regresar otro día.
Nos deleitamos un momento con el curso de agua y sin prisa, pero sin pausa iniciamos el regreso.
Las tardes de octubre no son muy largas, y tiempo  habrá para volver otro día.
Al lado de la ultima caldera sale una senda marcada como antes, por hitos de piedra, es fácil seguir las marcas. En vez de regresar al coche por donde hemos venido ahora lo vamos a hacer por la pista del" barracón". Una ultima mirada .¡Fantastico!.
El descenso es vertiginoso,¡ menudos desniveles!.
 Dejamos a la derecha los restos del" barracón", que en su día fue albergue de los trabajadores de la zona que sembraron de pinos las zonas aledañas, y del que hoy no quedan casi ni las paredes.
La piernas comienzan a doler por un descenso tan prolongado. Por fin este se termina, cruzamos el arroyo del Quintanar (que está seco), y comenzamos un suave ascenso hasta llegar al terrero, lugar donde por la mañana vimos el ciervo. Desde aquí hasta el coche es un cómodo paseo, que como tal nos lo tomamos. Son las cinco de la tarde cuando damos por terminada la ruta.
Si quitamos media hora que paramos para almorzar, y una hora para comer, hemos andado durante cinco horas y media.
Es aconsejable hacer esta ruta con tiempo seco, es igual la época del año que sea, los caminos se enfangan mucho y las rocas de las calderas son muy peligrosas mojadas.
¡Espero que la disfrutéis tanto como yo!

domingo, 14 de octubre de 2012

COVARNANTES, CUEVA DE ANDRES, CUYACABRAS Y LA CERCA


Llevaba tiempo con ganas de hacer esta ruta, el año pasado después de haber estado la mañana en los picos de Urbión, paramos en Regumiel de la Sierra para ver las huellas de dinosaurio.
Allí un paisano nos comentó las muchas rutas que se podían hacer desde el pueblo, haciendo especial incapié en la cueva de Covarnantes o Covernantes, no se cual es el nombre correcto, puesto que lo he visto escrito de ambas formas.
Después de buscar en Internet y hacer alguna llamada al pueblo, para ir con toda la información posible( No me gusta hacer las rutas dando palos de ciego), solo faltaba buscar la compañía y la fecha. La compañía la mejor, tres compañeros de trabajo que tienen la misma afición que yo, disfrutar de la naturaleza y la fecha el 10-X-12.
 Llegamos a Regumiel a las 9.30 h, por cierto pueblo precioso, con todas sus casas de piedra a ambos lados de la carretera. Nada mas pasar las escuelas entramos por la calle de la derecha y un poco más adelante, en una zona de huertos aparcamos . Cargamos con las mochilas y los bastones y emprendemos la marcha sin demora.
Sin salir del pueblo oímos unos perros ladrando en una gran pradera, para nuestra sorpresa delante de ellos trota un gran ciervo, más parece que esté haciendo ejercicios matutinos que huir de los perros. Cada poco tiempo se para y los perros le rodean, pero ninguno le ataca, cansado de los ladridos el ciervo retoma el trote chulesco y viene en nuestra dirección, busco la cámara de fotos ,la saco de la funda, la enciendo y... el ciervo ya ha pasado. No la pude capturar, pero la imagen fue preciosa.
Seguimos una pista de montaña en perfecto estado, a la salida del pueblo las vacas pastan con tranquilidad, mientras a lo lejos se siguen oyendo los perros en su particular juego con el ciervo.
Aunque es todo pendiente no se hace dura, las vistas, siempre lo mismo, a la derecha pinos, a la izquierda más pinos. Frondosos pinares muy limpios y cuidados.
Después de cuatro kilómetros llegamos a un cruce y tomamos la pista de la derecha, ahora la pendiente sí es un poco mayor, pero en ningún momento dura, nos quedan tres kilómetros pero se hacen cortos, sin darnos cuenta llegamos a un cartel indicándonos que estamos en Covarnantes.
Cuenta la historia que en plena guerra de independencia en esta zona, el cura Merino hizo frente a las tropas napoleónicas, y en Covarnantes él y sus hombres tenían su refugio.
La cueva es muy amplia, pudo haber albergado un pequeño ejercito. Actualmente lo usan como refugio de ganado.
Esta pequeña hornacina excavada en la roca, era el lugar en el cual "el cura Merino"  dirigía la homilía a sus hombres
En la cara norte de la cueva, en su día tapiada, corre un pequeño riachuelo, formando una pequeña cascada entre las rocas.
Al lado de la cueva hay un merendero precioso, cerrado en madera y con los bancos y mesas de piedra. ¿Que mejor sitio que este para almorzar? Sacamos las viandas de las mochilas  y damos buena cuenta de ellas.
Sin demora nos ponemos en marcha otra vez, desandamos el camino hasta el cruce y tomamos el otro ramal, seguimos subiendo, pero muy tendido, pasamos por un cruce que indica Revenga y poco más adelante nos encontramos el cartel: Cueva de Andrés  400  metros. El descenso es vertiginoso, vamos siguiendo unas manchas azules en los pinos y nos pasamos de largo. Íbamos charlando y como las pinturas seguían apareciendo cada ciertos metros no le dimos mayor importancia. Esos 400 metros se empezaban a hacer muy largos, retrocedemos prestando más atención a las señales, y allí estaba una señal que antes habíamos pasado todos por alto, en un pino había pintada una gran cruz azul. Allí solo hay una roca, comenzamos a rodearla y en la zona opuesta al camino hay una cruz grabada en ella.


Continuamos andando y en vez de volver a la pista, seguimos las pintadas azules. Intuimos que nos llevan a nuestro próximo destino. Y así es, ante nosotros hay una valla de madera rodeando una gran roca , estamos en Cuyacabras.
Nos sorprende la cantidad de tumbas que hay, y el aprovechamiento de la roca en toda su extensión, hay tumbas hasta en paredes verticales.
He visto muchas tumbas antropomórficas por la zona pero Cuyacabras me ha sorprendido gratamente. Aunque había visto alguna que otra foto,  no alcanzan a describir lo majestuoso del lugar.
Satisfechos por el camino recorrido y los parajes visitados comenzamos el descenso a Regumiel, salimos a la pista otra vez a una zona de tenadas, un croquis nos marca los caminos de la zona y tomamos la pista en sentido inverso, poco antes de llegar al cruce de Covarnantes tomamos una senda a la derecha que nos lleva mas rectos , seguimos en medio de frondosos pinares y cruzando pequeños riachuelos  en poco menos de una hora estamos ante las primeras casas de Regumiel. Son las 14,30h,
 nos subimos en el coche, próximo destino... Revenga. Aquí comemos en un merendero situado al pie de la necrópolis. Después de dar buena cuenta de todas las vituallas decidimos dar un corto paseo hasta el yacimiento de La Cerca, para bajar la comida, situado a poco más de kilómetro y medio.
El paseo es muy agradable y enseguida llegamos, está todo vallado y un gran cartel nos indica que podemos ver. En primer lugar una gran muralla de origen celta, que aunque está toda derruida nos deja constancia de su anterior grandeza, la recorremos en su totalidad y nos sorprende su longitud, termina sobre una gran roca a una altura considerable sobre el nivel del suelo.
Volvemos sobre nuestros pasos y nos adentramos en una zona de grandes rocas donde encontramos dos cuevas talladas en la roca, en las paredes  se ven  apoyos de diversas estructuras, escaleras y unas pocas tumbas antropomórficas.
Por ultimo, una cueva grande y al lado el grabado que aparece en esta foto, al pie hay una tumba muy desgastada, pero casi no se aprecia.
Son las cinco de la tarde y regresamos al coche.
Hemos empleado seis horas andando entre la mañana y la tarde y calculamos 24 o 25 km. recorridos.
La temperatura ha sido esplendida y aunque por la mañana cayeron dos chubascos, hemos pasado un día maravilloso.